viernes, 13 de abril de 2018

Llámame frígida, pero...


De los creadores de "la ley de paridad elimina la discriminación en el área laboral" llega: ¡la liberación sexual de la mujer!  (E igualmente simple ficción para tenernos contentas) Que ahora parece exigir que todas seamos multiorgásmicas. Ahora parece que si no lo eres, es que no estas desinhibida, y te dicen que si el sexo es salud, que es que tienes que follar más o probar con otros tíos, porque las mujeres con una sexualidad sana son todas multiorgámicas, claro. ¿Dónde vas con tu triste orgasmo solitario, frígida?
 Este tema no hace más que favorecer complejos e inseguridades a las que no lo somos, y todo porque es más fácil decir que si estuvieras liberada te correrías que admitir que no os lo curráis lo bastante. Hundirnos para mantener vuestro orgullo de macho intacto, eso me suena…
Es la nueva herramienta para los tíos-estrella de mar, que quieren apretar un botón y que la tipa flipe y luego le diga que es la ostia, porque cuando vemos que no vamos a llegar por vuestras habilidades, tenemos que tomar el mando para conseguir llegar, y no una, sino varias veces, para que veáis aumentar vuestra vitrina de trofeos . Y la chica lo hace porque si no, es una frígida y una estrecha, y no está sexualmente liberada... Y de paso porque a quien no le gusta un orgasmo.  Joder, qué bien os sale todo siempre, ahora resulta que una tía que no sea la ostia en la cama es una retrógrada, y si lo es, no veas lo bien que folláis todos, que provocáis multiorgasmos.
Y además, si no me das sexo, pues me voy con otra, ¡estrecha! A no ser que te hayas acostado con todos mis amigos excepto conmigo, ¡guarra!
Y una mierda liberación sexual. La única libertad sexual sería que pudiera acostarme con cuantos quiera sin ser una guarra, con quien fuera sin ser juzgada, que no fuera un tema vergonzoso ser virgen con 20 años, que no tenga que contestar que sí cuando me pregunten si me masturbo (a ser posible con un consolador que tenga algún nombre como diablo negro) o que no sienta la obligación ni presión social para estar abierta de piernas para quien lo solicite, sea o no mi pareja, sólo porque ahora el sexo ya no es un tabú.
A ver si ahora va a tener que venir la sociedad a decirme cuantos orgasmos debo tener, será posible...

Ea, ya podéis llamarme feminazi.

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