viernes, 13 de abril de 2018

Porque sí


¿Cuántas veces le hemos preguntado a esa persona por qué nos quiere? En realidad no es más que la necesidad de oír de los labios de otra persona las cosas que necesitamos oír para subirnos el autoestima. O la necesidad de comprobar que nos considera valiosos por algún motivo. O que si sabemos cuales son los motivos, podemos poner especial cuidado en no perderlos para así conservar a esa persona para siempre.
Pero creo que hay un error de conceptos, la pregunta correcta sería por qué le gustamos. Piénsalo bien un segundo: ¿desde cuándo el amor verdadero es interesado? ¿Desde cuándo debe tener un motivo ulterior? Si nos dicen que nos quieren porque somos cariñosos y agradables, el día que nos levantemos con el pie izquierdo (que también tenemos derecho), ¿nos querrán menos? Si nos quieren porque somos atentos y nos preocupamos por la otra persona, el día que reivindiquemos que algo nuestro nos parece más importante que algo suyo, ¿nos querrán menos? No, el amor no debe estar supeditado.
El verdadero amor, ama porque sí.
Otra cosa es los motivos por los cuales gustamos y/o atraemos a la otra persona. Porque evidentemente algo tendremos que no tienen los demás mortales para que nos escojan a nosotros y no a otra persona, quitando la obviedad de haber estado en el momento oportuno en el lugar preciso. Pero eso es sólo la chispa, la yesca, el alimento para el amor.
No puedo ponerle palabras a los motivos para amarte. 
Se dice que una persona gusta por sus cualidades y enamora por sus defectos. Puede que sea cierto, al fin y al cabo, no hay nada más desinteresado que ser consciente de los inconvenientes y aún así quedarse ahí, aunque saquen de quicio, aunque hagan daño.
Son en esos momentos, en los que somos capaces de ser más críticos con nuestra pareja, en los que nos damos cuenta de que nuestra vida no tiene sentido sin esa persona que pinte de colores nuestros días. Y sí, también de gris y negro, a veces.
El verdadero amor no necesita, elige. Porque no hay nada más desinteresado que amar por gusto, por que sí. Si crees que necesitas a tu pareja para ser feliz, estás siendo egoísta, estás procurándote un bien propio. Asumámoslo, todos hemos sobrevivido muchos años sin esa persona, hemos sido felices sin esa persona. Con ella, vivimos más, somos más felices, pero si la perdemos, volveremos a serlo. Me quedo contigo porque, aunque no te necesito, prefiero estar contigo. Ese es el amor sano, el amor reposado y tranquilo, entregado desinteresadamente y valorado por lo que es, un privilegio que se puede perder, no un derecho escondido tras una promesa de amor eterno adolescente.

Así que, resumiendo, no te necesito, pero te quiero porque sí.

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