jueves, 3 de mayo de 2018

Huracanes

Encontrar el momento para pensar sobre mí misma es como hallar la paz en el ojo de un huracán. Los momentos se suceden demasiado deprisa. La vorágine de sentimientos y hechos se arremolina en torno a mí.
Tantas decisiones tomadas.... ¿Cuáles fueron buenas y cuáles malas? Tantos recuerdos, risas, llantos, frustraciones y éxtasis... Compartidos o en solitario.
Ese refugio se va cerrando, derrumbándose sobre mí por la presión de las dudas y los recuerdos. Se angosta, se achica, se encoje... Y yo me ahogo en el mar de inseguridades y miedos. De vez en cuando, los grandes momentos de mi vida brillan ante mí, cual rayo que azuza la tormenta, y quedo un segundo congelada de estupor al volver a ese momento y plantearme cómo sería todo si ese único instante hubiera sido diferente.
Es lo bonito y cruel de la vida, que sólo tienes una, y para bien o para mal aquellos momentos ya pasaron, aquellas decisiones ya se tomaron, y yo soy la que yo misma me he hecho ser, con todas las consecuencias.
Aunque a veces daría lo que fuera por poder meterme en el huracán y retornar a 'ese' preciso instante...
Si ya lo decía Ortega y Gasset: yo soy yo y mis circunstancias.


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