Harta de verdes extraños
regreso al hogar, donde cada
árbol se agita como un amigo,
con la alegría del reencuentro.
Harta de brisas afiladas
regreso al hogar, donde los vientos
marineros me revuelven el pelo,
cual hermano mayor entrañable.
Harta de incómodos silencios
regreso al hogar, donde la música
de fondo de mercados, gentes y lonjas
jamás permite que me sienta sola.
Harta del barullo ensordecedor
regreso al hogar, donde una sierra
comprensiva te ofrece un paseo
bajo un cielo de innumerables estrellas.
Harta de sentir que no pertenezco,
regreso al hogar, donde la tierra
palpita al unísono con mi corazón
y nunca erro mis pasos.
¡Ay mi hogar! Tierra salvaje y serena.
Si la vida me aleja de ti,
que sea mi muerte temprana
y que reúnan contigo mis cenizas
mientras por todo Cádiz se oyen estas palabras
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