Creer en la vida extraterrestre ha sido un hecho que
ha pasado por múltiples situaciones sociales. Ha sido visto como herejía, se ha
ridiculizado a quienes creían, fue una fiebre inspiradora en Hollywood, pasó
por un escepticismo agudo y hoy en día científicos de todo el mundo, o
simplemente gente con sentido común, abogan por la imposibilidad de que estemos
solos en un universo cada vez más grande.
Con el avance de la tecnología se descubren nuevos
mundos habitables cada día, la Tierra ha dejado de considerarse privilegiada y
hemos dejado de buscar hombrecillos verdes, ahora nos conformamos con una
bacteria, con un minúsculo agente de composición orgánica...o los restos de
ellos.
Y es que debido a la comprensión de las grandes
distancias y los límites de velocidad impuestos por la luz, ya ni siquiera
buscamos compañeros coetáneos y se abren las apuestas a la existencia de vida
(inteligente o no) pasada, muy anteriores a la Tierra; o futuras, aún por
evolucionar.
Este campo abre otras cuestiones quizás ya de índole
filosófica: ¿en qué momento un conjunto de átomos toma conciencia de sí mismo y
pasa a ser un ser vivo? ¿Tiene la vida algún propósito?
Mi teoría:
¿Recordáis esas colonias de hormigas en una urna de
cristal que solemos ver en la películas americanas? (Qué madre española que se
precie permite eso en su casa)
Pues bien, la Tierra es, valga la redundancia, un
terrario. No hablo de que nos crearan en probetas espaciales y nos dejasen en
un Edén. Hablo de una civilización con la tecnología suficiente como para
buscar planetas en condiciones de albergar vida (tal y como hacemos ahora
nosotros), llegar hasta él, soltar la primera molécula orgánica y sentarse a
observar la evolución, que se dio tal y como la ciencia nos cuenta ahora. Somos
un experimento, la evolución de la vida en condiciones diferentes a las que
dicha civilización conoce.
Mis razones son demasiadas coincidencias sospechosas,
genéticas y culturales en lugares sin previo contacto. ¿Por qué en
civilizaciones en todos los lugares del mundo hay dioses que viven en el cielo?
¿Por qué hay arquitectura tan similar en lugares que ni siquiera sabían la
existencia el uno del otro? Arquitectura que en la mayoría de los casos no era
la más práctica ni la mas sencilla de construir, contra toda lógica; o con
disposiciones que sólo pueden ser apreciables desde las alturas? Yo creo que,
como en todo experimento, se necesitaba de la observación y la toma de
muestras, de ahí esos dioses que bajan de los cielos, o las almas que se van
con ellos tras la muerte.
Pero a medida que nos desarrollamos, nos hemos vuelto
peligrosos, el experimento ha roto sus parámetros de control y ahora puede
volverse contra sus creadores, tiene la tecnología y los conocimientos para
ello. De ahí que ya no haya dioses que nos visiten. Si nos siguen vigilando,
los hemos forzado a ser más discretos. O quizas nos hayan abandonando para
siempre. Como dijo Bill Watterson: 'A veces pienso que la prueba más fehaciente
de que existe vida inteligente en el universo es que nadie ha intentado
contactar con nosotros'
Seguro que se me puede contradecir de mil maneras,
pero yo por mi parte soy feliz pensando que soy la hormiga favorita de alguna
niña extraterrestre, probablemente verde, con un único y gran ojo y antenitas
que me da las buenas noches antes de irse a dormir con su pijama de ositos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario